Historia del Club Regatas Lima

Cuentanos la Historia del Voleibol Nacional e Internacional.
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Ahora ya no es como antes, me dice. Entonces aclara que no está hablando del vóley en general, que sólo se refiere al que se practica actualmente en el Club de Regatas "Lima". Sara Pinedo recorre el coliseo de los mates y su mirada se llena de nostalgia, la misma que invita a preguntar cómo era todo aquello antes, cuando protagonizaba jornadas memorables y sumaba títulos con la camiseta celeste.


Llegó al Club en 1960, cuando el vóley estaba en auge y jugadoras con excelentes condiciones defendían el Regatas "Lima". Tan bueno era el nivel, asegura, que la mayoría estaba en la selección nacional. Sara abre los brazos y cierra los ojos, como quien vuelve a esa época, llena de éxitos para el Club. Imaginariamente se traslada a la década prodigiosa y sus pensamientos vuelan del presente al pasado para contar aquellos años en los que sus mates y su sonrisa ganadora eran el orgullo de la afición celeste.


Antes de contar lo que fue su paso por el Club, Sara Pinedo confirma que la historia del vóley en el Regatas "Lima" se inicia en 1953. Hasta ese año se practicaban diversas disciplinas, entre ellas, el remo, básquet, esgrima y fulbito, entre otras. Sin embargo, fue en el 53 cuando se registran los primeros torneos de vóley entre asociados.


Rápidamente, el deporte de la net alta congregó un gran número de participantes. Conforme pasaban los meses, era cada vez mayor la aparición de equipos que animaban partidos en las playas del Club. Fue en la arena donde se juega vóley por primera vez. Allí nace –dicen quienes todo lo saben– el deporte que en 1954 se afilió a la Liga de Miraflores y comenzó una complicada tarea: la de conseguir el ascenso a Primera División.

Camino a la fama


Las memorias de 1953 apuntaban la necesidad de nombrar comisiones deportivas para conducir acertadamente los torneos realizados en el Club. Por tal motivo, dichas comisiones quedan establecidas para organizar campeonatos y llevar a las selecciones hasta la competencia local.

El vóley, como segundo deporte colectivo afiliado en un torneo nacional, lo hace en la categoría Noveles de la Liga de Miraflores. Hans Frick –ex jugador del Club Sporting Miraflores, recién fusionado con el Regatas "Lima"– fue quien tuvo la brillante iniciativa de impulsar la participación chorrillana en dicha Liga.

Era la época de la diversificación deportiva, iniciada con el básquet durante la presidencia de Ricardo Elías Aparicio y el Vocal de Deportes Guillermo de la Puente. Entonces, una de las comisiones deportivas recayó en el vóley, que tenía un mercado espectacular entre el aficionado del Club.


Precisamente, gracias a la campaña de las Noveles durante el primer año de competencia, se tuvo acogida y respaldo total por parte de los directores de la disciplina. Como respuesta al apoyo recibido, las matadoras lograron el Campeonato en marzo de 1954. Ese equipo –histórico por ser debutante y campeón a la vez–, estuvo integrado por Marjorie, Rosa y María Elena Hanza, Clara Ríos, Marcelle Félix, Charo Duffó, Gaby Colmenares y Licha Pagador, entre otras, quienes cambiaron canastas –casi todas jugaban básquet– por espectaculares mates y consiguieron un título que coronó una campaña inolvidable. En 1954 el Club de Regatas "Lima" levantó una copa ganada a pulso.


Los rivales de la época sabían que el Club tenía equipo para conseguir el ascenso y quisieron borrarlo del mapa, pero no lo consiguieron.

No pudieron porque la escuadra celeste arrasó por talla, pero también por garra. La entrega durante aquella temporada –disputada con sextetos experimentados, con jugadoras más cuajadas y que estaban dispuestas a todo para conseguir el ascenso– fue realmente espléndida.

Los partidos se jugaban en el Estadio Nacional, en el Circolo Sportivo, en el Centro de Instrucción Militar de Chorrillos o en el Lawn Tennis.


"Lo recuerdo clarito" –afirma Sara Pinedo, transformada en el mejor testimonio de lo ocurrido en los cincuentas. "Todavía no jugaba en el Regatas, pero el público siempre alentaba a sus rivales", revela. Ese hecho le importaba poco a las de Chorrillos.


La camiseta celeste, empapada de sudor, infundaba respeto en cualquier cancha. Los poderosos mates de las hermanas Hanza, las levantadas de Clara Ríos o las salvadas de Gaby Colmenares dejaban boquiabiertos a los hinchas, que casi siempre terminaban reconociendo la superioridad del CRL. No hubo discusión para elegir al mejor. Regatas "Lima" consiguió el título y el ascenso a la Segunda División porque fue el más regular.

La belleza de un título


Tras ganar el ascenso a Segunda, aparece en el firmamento del vóley regatino un grupo de jugadoras con clase y condiciones para tentar el máximo objetivo: escalar a la División Superior. Elsa Filomeno, Gladys Zender y las mellizas Rocha se sumaron al equipo y reforzaron el ya cuajado plantel que diariamente entrenaba en el coliseo de básquet del Club.

Luego de una excelente preparación y con algunos amistosos que dejaron más certezas que dudas en el equipo, se inició el campeonato que clasificaría a los mejores al torneo de elite nacional.


No fue fácil. La lucha se hizo durísima y complicada. Había que jugar donde sea, con quien sea y aguantar mil y una rechifla por parte de la parcialidad contraria. No había partido de trámite simple, nadie se rendía y menos con el benjamín del certamen, que poco a poco despertó simpatías en el aficionado. Bastaba que las hermanas Hanza elaboraran una jugada o que Gladys Zender celebrara un punto para que su hinchada ría con ella y festeje con quien se convertiría años después en la mujer más bella del planeta. Ese era el equipo del Regatas "Lima".

Un sexteto hecho con carisma y talento que se convirtió, en menos de un año, en toda una sensación al conseguir el ascenso de manera sorprendente.

Mates y canastas


Si algo tenían en común el vóley y el básquet en el Club, eran sus jugadoras. Antonieta ‘Beba’ Flechelle, Martha Morante, Silvia Dédekin, Licha Pagador o Gaby Colmenares, entre muchas otras, compartían ambos deportes con la misma pasión. Encestaban o mataban según el fixture de los torneos. Una mañana saltaban sobre los aros pero por la tarde lo hacían sobre la net. Así, entre 1954 y 1964 aparecen jugadoras que antes habían practicado básquet por diferentes clubes (Sara Pinedo lo dice con orgullo: "Yo jugué básquet en el Terrazas antes de jugar vóley en el Regatas").


Muchas jugadoras –nacidas en el Club– también pasearon belleza y talento por las canchas de Lima. Algunas de ellas fueron Charo del Campo, Carmela Rocha, las mellizas Susana e Inés del Campo, Juana Carbone, Juana Matellini, Edith Noguerol, Ana María Raggio, Zoila Scarpatti, Sara Boero, Ana María Dianderas, entre otras. Fueron las primeras promociones.

Los primeros equipos que tuvieron la responsabilidad de ganar títulos y forjar la estirpe ganadora que con los años identificó al Club.

Tras el boom de jugadoras que brillaron defendiendo la chompa celeste, aparecieron figuras que –con entrega y coraje– ganaron el derecho de integrar los seleccionados mayores. Algunas de ellas fueron Chichi Arosena, Lula Arosena, Teresa Páez, Chela Cossío, Norma Velarde, Alicia Gómez Sánchez, Patricia Genit, Carmen Piedra, Elena Fort y Chichi Tovar.


Con ellas, llegó al poco tiempo Sara Pinedo, pero también Viola Brescia y Sonia Tabja, voleibolistas que destacaron durante la década del 60.



En las ligas mayores


La primera participación en la división superior fue en 1955. Aquella vez el Club de Regatas "Lima" cumplió una meritoria campaña como participante en la Liga de Miraflores, la misma que congregaba a los más importantes equipos del medio. Antonieta Flechelle fue figura excluyente de aquel torneo y se convirtió en el buque insignia de la garra celeste.


A su lado, Rosa Hanza, Marjorie Hanza y Clara Ríos se convirtieron en titulares indiscutibles a lo largo del torneo. Su juego hacía delirar a los fanáticos del vóley, que llenaban las tribunas para aplaudir el demoledor ataque celeste. Tras una magnífica temporada se consiguió el subcampeonato en el club Las Terrazas.


Dos años después, en 1957, se lleva a cabo el XI Campeonato Nacional en Trujillo. Hasta la Ciudad de la Primavera llegan representantes de las mejores ligas del país, siendo los sextetos de Lima y Miraflores los más poderosos.
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El Club de Regatas "Lima" mantuvo el mismo equipo y repitió el plato. Logró el vicecampeonato y se impuso por primera vez a la Liga de Lima, tras once años de reinado por parte de la mencionada asociación.


Con el segundo lugar a nivel nacional, el Club cedió a la selección a dos de sus mejores jugadoras: Antonieta Flechelle y Marjorie Hanza, quienes –a lo largo del campeonato local– habían hecho los méritos suficientes para defender la blanquirroja en el II Campeonato Sudamericano realizado en Montevideo en 1957.

Aquel año fue especial para el Club. No solo consiguió estar en la cima del vóley nacional, sino que sus jugadoras llegaron a la selección nacional absoluta, lo que le significó un espaldarazo a la disciplina en Chorrillos.


Entre 1958 y 1959 Regatas "Lima" se ubica en los primeros lugares de los torneos de Liga, pero el aporte de jugadoras a la selección se mantiene inalterable. ‘Beba’ Flechelle adquiere ribetes de estrella no solo con la selección de básquet. En la net también se hace conocida –y temida– no sólo aquí, también en el mapa internacional.


Sus mates sumaron puntos para Perú en el Sudamericanos de Porto Alegre (1958) y en los Juegos Panamericanos de Chicago, un año después. Este último torneo marcó la despedida de Flechelle. Fue en 1959 cuando la ‘Beba’ decide su retiro, lleno de gloria por lo que le dejó al país y al Club de sus amores.

La Copa que faltaba


En 1964 Perú consigue por primera vez un título Sudamericano. Ya para esa época –junto a Brasil– el equipo nacional era favorito para ceñirse la corona.

Sara Pinedo y Sonia Tabja fueron las únicas jugadoras del Club convocadas a la selección para tentar el campeonato que se realizó en La Plata, Argentina, y superaron las expectativas de manera brillante.

El 18 de abril de 1964 el sexteto peruano levantó por primera vez la copa como el mejor de Sudamérica, mostrando un nivel técnico impresionante. Sara Pinedo, la capitana, conocida también como la ‘Peoncita de oro’, regresó al país –junto a toda la delegación– convertida en ídolo nacional.


Como protagonistas estelares del título obtenido en Argentina, las del Club de Regatas "Lima" llenaron estadios con su sola presencia en el torneo local y se convirtieron en figuras relevantes durante los últimos años de la década del 60. Sara Pinedo lo grafica: "Hacíamos giras a provincias y viajábamostodos los fines de semana", afirma. En uno de esos viajes –recuerda a manera de anécdota– se llevó el susto de su vida. "Fue en Huancayo. Nos hospedamos en una enorme casa donde hacía poco había fallecido una persona. Cuando nos enteramos, tuvimos tanto miedo que todo el equipo durmió en una sola cama". Pese a ese hecho, Regatas "Lima" fue inmensamente superior al equipo de Huancayo.


Tras una y mil aventuras en las canchas defendiendo los colores del Club, Sara Pinedo se aleja del vóley y coge las raquetas de bádminton, a la vez que comienza a ejercer la arquitectura. "Prácticamente fue ese año el que marcó mi alejamiento casi definitivo, porque jugué hasta principios de 1967". El mejor legado que la ‘Peoncita’ le dejó a las siguientes generaciones fue su enorme garra. "No me gustaba perder ni en las pichangas. Durante años le inculqué eso a las menores", dice orgullosa.

Aunque su alejamiento de los campos de juego fue una baja importante para el Club, hubo una mujer que tomó la posta. Norma Velarde se conviertió en el rostro más destacado desde entonces y se encargó de mantener la mística ganadora hasta 1975. Su capacidad para jugar en cualquier posición la convirtió en una de las jugadoras polifuncionales más destacadas tanto en el equipo absoluto del Regatas "Lima" como en la selección nacional, donde fue titular inamovible durante 10 años consecutivos.

Con Norma Velarde se consiguen varios títulos de Liga y la chompa celeste levantó copas y campeonatos de manera contundente. Con Velarde como máximo estandarte, se incorporan Irma Cordero y Pilancho Jiménez, representantes deportivas que consiguieron de manera invicta el Campeonato Nacional Interclubes en 1973.

Por la ‘Sarita’


Tras la despedida de Antonieta Flechelle, llegó al Club la que se convertiría en su reemplazante natural: Sara Pinedo. Por personalidad, temple y amor propio, la Pinedo tomó la posta de líder que la ‘Beba’ había dejado.


La menuda armadora se puso la cinta de capitana en 1960 y en poco tiempo se convirtió en el nuevo símbolo chorrillano. Durante los primeros años de la década del 60, Regatas "Lima" selló varios títulos de Liga y celebró ruidosamente la convocatoria de sus jugadoras a la selección nacional.


En 1961, junto a Sara Pinedo, el comando técnico nacional convocó a Edith Noguerol, Ana María Raggio y Zoila Scarpatti para el Sudamericano. Casi todo el equipo patrio estaba compuesto por chicas formadas en Chorrillos. La fuerza y la garra de este grupo de matadoras hizo posible que Perú mostrara ante su público –el campeonato se jugó en Lima– a uno de los mejores sextetos del vecindario, que a la postre consiguió el subcampeonato. Al año siguiente, el país anfitrión del torneo subcontinental fue Chile.


Nuevamente se consigue la medalla de plata y las protagonistas fueron –casi en su totalidad– chicas de sangre celeste. Sara Pinedo, Sonia Tabja, Edith Noguerol, Zoila Scarpatti y Ana María Raggio regresaron como sub campeonas, pero anunciaron que ocupar el trono sólo era cuestión de tiempo


A más títulos, más jugadoras


La década del 70 le dejó al Club de Regatas "Lima" un balance muy positivo. Consiguió campeonatos interclubes y ganó torneos de Liga. A decir de Norma Velarde, el equipo celeste mantuvo durante varios años la hegemonía a nivel local. Allí estaban, defendiendo la camiseta del campeón, Patricia de las Casas, Carmen Bonifaz y Martha Fort, solo por citar a tres nombres que dejaron huella. En la década del 80 aparecen dos símbolos en el vóley nacional: Natalia Málaga y Gabriela Pérez del Solar, mitos vivientes en la historia del deporte peruano y jugadoras del Regatas "Lima" que sumaron coronas para la Institución. Los clásicos estaban a la orden del día. Si en fútbol la ‘U’ y Alianza eran pasión del pueblo, en vóley nadie se perdía un Regatas – Bancoper. O los choques entre dos irreconciliables: la selección chorrillana y Divino Maestro. Como Natalia y Gaby, también lucieron el escudo del Club Perla y Flor de Mayo Reyes, Marianela Del Barco, Gina Consiglieri, Heidy Vértiz, Patricia Chávez, Lorena Guzmán, Pamela Lastres y Silvia Pelosi. Años más tarde surgen Jeanini Moore, Constanza Vázquez, Alicia Clausen, Perla Reyes, Myriam Lazo, entre otras destacadas jugadoras que levantaron y mataron por el Club.


En 1986, el CRL logra el subcampeonato nacional en la División Superior, que repite un año después con Rocío y Natalia Málaga, Rosa García, Juana Flores y Rosa María Pimentel como principales exponentes.


Un años después (1988), el Club de Regatas "Lima" se va a Asunción para jugar el Campeonato Sudamericano de Clubes Campeones y logra un meritorio tercer lugar. En ese equipo estuvo Gabriela Pérez Del Solar, Rosa García, Katherine Horny, Myriam Lazo, Lorena Bustamante, Pamela Lastres, Claudia Cabieses, Vivian Páez, Carla Vázquez, Patty Chávez y Heidy Vértiz.




www.clubregatas.org.pe
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