ENTREVISTA AL MEJOR ENTRENADOR DEL SIGLO XX

Cuentanos la Historia del Voleibol Nacional e Internacional.
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Hincha
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Nombre: Fernando
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Su elección como el más destacado entrenador del voleibol femenino en el siglo XX resume la extensa y triunfante hoja de servicios de Eugenio George Laffita a favor del deporte de la malla alta, en especial a su labor junto a otros técnicos de la isla para crear la Escuela Cubana de esta disciplina y por consiguiente, lograr equipos de diferentes generaciones con los que cosechó un impresionante palmarés, que aún puede incrementar.Natural de Baracoa, villa fundada en 1511 en la parte más oriental de Cuba, muy joven se trasladó a La Habana, donde comenzó el bachillerato, mientras en la instalación Pepe Barrientos, de la barriada de Luyanó, prosiguió las prácticas del voleibol y en 1947 se incorporó al entrenamiento organizado y a las competencias bajo la pupila de Jacinto del Cueto, a quien considera la figura inspiradora de este deporte en Cuba.Junto a su hermano Edgar llegó a formar el plantel nacional y no pocas fueron sus experiencias como atacador auxiliar, entre ellas los Juegos Panamericanos de México´55 y Chicago´59, los Centroamericanos de Jamaica´62 y el Mundial de París´56, en el cual aspiraban a un tercer lugar y terminaron en el 19, convenciéndose de que el voli cubano no se correspondía a una primera división a ese nivel y de la necesidad de aplicar las formas tácticas desarrolladas por los mejores equipos con la incorporación de la ciencia y la técnica al juego.A finales de la propia década del 50, Eugenio se inicia como entrenador, en 1963 se hace cargo del plantel juvenil masculino y comienza a crear la base para el que ganó los Juegos Centroamericanos de Puerto Rico´66.Tuvo la oportunidad de vivir la epopeya del Cerro Pelado, cuya histórica declaración tomó el nombre del barco que trasladó a la delegación de la isla y finalmente se presentó a esa cita a pesar de la posición del gobierno de Estados Unidos de impedir la presencia de los deportistas cubanos.En 1968 se encargó de la dirección técnica del femenino. Más de tres décadas después, sus triunfos llenan una buena hoja de servicios, entre los principales:Medallas de oro en los Juegos Olímpicos de Barcelona´92, Atlanta´96 y Sydney 2000; los campeonatos mundiales de URSS´78, Brasil´94 y Japón´98; las Copas del Mundo de Japón en 1989, 1981 y 1995; los Grand Prix de 1993 y 2000; en siete Juegos Panamericanos desde 1971 a 1995, y en ocho Centroamericanos y del Caribe desde 1970 hasta 1998. Preseas de plata en el Mundial´86, Copa del Mundo´77, el Grand Prix´94 y los Panamericanos de 1999.En 1979 fue condecorado Héroe Nacional del Trabajo, a la que une la Orden al Mérito Deportivo entre otros lauros de este hombre con más de 50 años de la mano del voleibol.SJ: ¿Complacido con el privilegio de ser el mejor del siglo XX?
”Es un altísimo honor no solo en lo personal porque cada éxito lo dedicamos a todas aquellas generaciones que con nosotros compartieron una aspiración que era imposible lograr en las concepciones que existían sobre el deporte antes del triunfo de la Revolución. Es el reconocimiento al esfuerzo de todo un pueblo por llevarlo a lo más alto.
”Respecto a la selección del siglo XX me pareció más justo elegir cinco entrenadores y 12 voleibolistas de distintos países que conformaran un Equipo Estrella, en uno y otro sexos. Hubiera sido más abarcador, aunque siempre quedarían fuera connotadas figuras”.

SJ: Usted ha sido preparador de estrellas como Mercedes Mamita Pérez, Nelly Barnet, Mercedes Pomares, Lucila Urgellés, Imilsis Téllez, Ana María García, Erenia Díaz y Ana Ibis Díaz en una etapa, así como de otra generación en que se distinguen Mireya Luis, Regla Torres, Regla Bell, Ana Ibis Fernández, Rayza O Farril, Marlenis Costa y Yumilka Ruiz por citar algunas. ¿Cuáles de otros países le han impresionado?
”Las peruanas Cecilia Tait y Lucha Fuentes fueron excepcionales, el equipo de esa nación era de un juego muy lindo, me gustaba verlas en la cancha, lo disfrutaba aunque fuesen mis contrarias; de México, en su momento: Blanca García no tuvo un elenco que la acompañara, pero era una atleta con extraordinaria destreza; de Estados Unidos: Flora Hyman, Rita Crocker y Debbie Green resultaron también excepcionales; la táctica, brillantez y dominio de la pasadora japonesa Kumi Nakada, así como las rusas Inna Ryskal y Nina Smoleva, y su espigada compatriota Buldarova, de la década del 50, muy completa pues también fue de primer nivel en baloncesto y atletismo”.

SJ: ¿Qué particularidad encuentra trabajar con mujeres?
”La mujer tiene dificultades en algunas situaciones con respecto a los hombres, ejemplo de ello: crear una dinámica de grupo como la que exige el voleibol es más difícil porque la crianza de las muchachas tiene un carácter más individualizado, más dentro de la casa y formar un colectivo no es fácil, pero se logra de forma exitosa con una educación especial orientada a esa dirección.
”Otro aspecto muy importante es que en la preparación de los hombres cuentas con un elevado nivel de las fuerzas, es el fundamento de la condición, no es todo, pero en el voli femenino «la gasolina» de las atletas es el hábito de trabajar sobre esta cualidad y de ahí parte lo demás, tener más resistencia, más voluntad. Este es el indicador decisivo en la preparación física y hacemos hincapié en ese sentido, y se crea un hábito tan grande que son ellas mismas, sobre todo en las competencias, que el día de descanso piden hacer algo fuerte porque se sienten bien, les hace falta y tienen un grado de confianza cuando están convencidas que están dentro del nivel de su potencialidad, sobre todo con los medios más importantes que empleamos: las pesas y las bolas medicinales.
”Pero también en el trabajo con las mujeres hay que tener una sicología muy especial, que ellas reconozcan y asuman la meta para la cual están preparándose; tal vez esto cuesta un poco más hacérselo entender que a los hombres y que reconozcan el liderazgo del entrenador. Hay una relación un poco más afectiva que con ellos y se deben atender tanto dentro como fuera del terreno en la misma medida y la mantenemos con las exjugadoras como si estuvieran en el equipo”.

SJ: ¿Cómo caracteriza a la Escuela Cubana de Voleibol (ECV)?
”La ECV se inicia con la proyección de alcanzar los niveles mundiales. Esto implicó un estudio del voleibol internacional en esa época, o sea por el año 1968, que es realmente cuando empiezan estas inquietudes, y al mismo tiempo un análisis profundo de la naturaleza de nuestro deporte y de las características del jugador cubano: el temperamento, el desarrollo de su destreza y habilidades, lo que pusimos en función de adaptarlo a lo que existía como escuela en aquel momento cuando existían ya dos diferentes, la europea, en cuyos límites estaba la de la ex República Democrática Alemana basada en el poder, en un juego sencillo para decidir con la fortaleza y la táctica individual frente a la defensiva de los contrarios, y la escuela asiática, de jugadas muy complejas, de combinaciones y con cambios de dirección, acciones muy rápidas, que establecían toda la estructura organizativa de los equipos mediante un voleibolista veloz.
”Nos dimos cuenta que teníamos características especiales, que si desarrollábamos a los atletas limitadamente en cuanto a su preparación física muy relacionada con la técnica, lograríamos rendimientos con mucha más celeridad, ya que el 50 por ciento de las acciones se ejecutaban por medio de saltos, y adecuamos al mismo tiempo en un porcentaje grande de la preparación el desarrollo de la saltabilidad a la inclinación de nuestros atletas por el juego ofensivo, pero adaptar estas escuelas que existían a nivel mundial a una concepción muy típica que caracteriza al voli cubano: un desarrollo técnico con un poder mayor al de los asiáticos y que ese juego moderno se pareciera a la escuela europea; hacer del nuestro un juego más combinado, más complejo, aunque sin llegar al extremo del asiático, que también tenían que depender para su éxito de ese tipo de situaciones tácticas.
”Empezamos a manifestarnos con un desarrollo de toda la potencialidad de nuestros atletas y una explosividad muy superior a las logradas, y ese aporte que ya se establece en la década del 70 de forma bien definida es lo que se conoce internacionalmente como la ECV, que en el femenino se expresó más porque su desarrollo era insuficiente. Hacer este desarrollo físico, técnico y táctico de una forma compleja es realmente el valor y el aporte de la Escuela Cubana al voleibol internacional.
”O sea, que las cargas de entrenamiento se establecían dentro de la lógica de las técnicas y no de la naturaleza del juego, lograr una armonía en el juego de la red, la velocidad de las acciones y la destreza técnica, un complejo coherente de esto con la preparación física especial y general, acoplado a la técnica y al desarrollo táctico, ello influyó decisivamente en las características de la ECV”.

SJ: ... Y ¿tiene alguna clave para el éxito?
”Una de las claves principales del éxito es la máxima de lograr un entrenamiento igual o superior a un juego en competencia. Este ha sido el objetivo del trabajo en estos años, que cada jugador cada vez que acabe una sesión de prácticas sienta que ha jugado un partido y lograr esa tensión no es fácil si no prevalece una alta exigencia en el entrenamiento, es una constancia”.

SJ: Cuba es el único país de la elite que utiliza el sistema 4-2, ¿por qué insiste en ello?
”Una de nuestras características especiales es precisamente eso: seis jugadoras que puedan atacar con dos pasadoras construyendo sistemáticamente el juego, lo cual tiene sus ventajas, aunque no niego que tenga también sus desventajas como todos los sistemas, pero si uno tiene las jugadoras necesarias lo podemos seguir empleando y esto no quiere decir que estemos peleados con ningún planteamiento táctico. Mira, la escuela cubana en el masculino trabaja con el 5-1, pero nos gusta el 4-2, que implica un mayor trabajo de relación con el colectivo.
”Relacionarlas a ellas es más difícil que hacerlo con una sola armadora, pero son capaces de cumplir funciones en la red como atacadoras y bloqueadoras, y esto nos proporciona un sistema muy abierto y sobre todo, muy difícil de estudiar por los contrarios porque te permite un desarrollo lógico del ataque a partir de específicos principios y las combinaciones son muy determinadas en el momento por las pasadoras, que como constructoras del juego lo deciden frente a cada situación y esto, que no está establecido, le es muy difícil a las adversarias.
”Nos ha permitido un juego muy consolidado, muy estable y hasta ahora ha sido una de las primicias desde el punto de vista táctico de la ECV en la rama femenina. Todo el mundo se guía por lo que existe en el nivel mundial y nosotros lo hacemos por lo que creamos y sigue siendo exitoso, pero si surge algo que puede serlo más, puedes estar segura que vamos a considerarlo... mira, el uso del líbero, tenemos un concepto brillante de él, es un aporte excelente, importante para el voli, pero si mis muchachas tienen la potencialidad de recibir, defender y atacar, y ser victoriosas igual que el líbero ¿por qué usarlo?, no obstante pienso que en el futuro habrán jugadoras que se desarrollarán como tal, que se necesita la mentalidad de líbero, que no es improvisada pues es imprescindible tener una gran experiencia de juego, creo que hay jugadoras nuestras que pueden asumir esa función y en cualquier momento las tendremos, pero siempre en un uso más racional, no cambiar y cambiar porque considero que tener jugadoras muy desarrolladas de forma universal y menos especializada contribuye a lograr un núcleo que pueden dar cualquier tipo de respuesta, inclusive en su empleo como líbero”.

SJ: ¿Qué se proyecta ahora un hombre de tanta experiencia?
”Seguir disfrutando el voleibol, nunca lo dejaré, siempre vamos a estar enseñando y sin olvidar a quienes han luchado junto a nosotros como a Tito del Cueto, Menéndez, Perdomo, Machito Hevia, quien inició los triunfos del femenino y también a los que no pudieron disfrutar de estos éxitos. Soy feliz porque tengo una familia consolidada, ya cumplí casi 40 años de matrimonio, y en el orden profesional vimos materializado el sueño más importante, inclusive, los que no tuvimos porque fuimos aspirando a más cosas ya que la Revolución nos dio la opción de poder lograrlas”
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