ESTERILIZACIONES FORZADAS: CONTRA TODA VOLUNTAD
Keiko Fujimori afirmó durante el debate electoral que la esterilización masiva es un caso solucionado y cerrado, pero aquí publicamos las pruebas que demuestran que se trata de un crimen impune. Alberto Fujimori usó a militares y policías para esterilizar en todo el país. Por Ángel Páez
"En el Perú usan regalos como carnada para esterilizar mujeres”, tituló uno de los mejores periódicos del mundo, The New York Times, el 15 de febrero de 1998, al informar sobre el programa de planificación familiar para reducir la pobreza que implantó el régimen de Alberto Fujimori.
El reportaje de investigación de Calvin Sims arrancaba con demoledores testimonios.
“Para Magna Morales y Bernardina Alva, mujeres campesinas de los Andes quienes apenas se permiten el lujo de alimentar a sus familias, resultó tentadora una propuesta difícil de rechazar.
Poco antes de Navidad, empleados estatales de salud les prometieron obsequiarles alimento y vestido a cambio de un procedimiento de esterilización denominado ligadura de trompas. La señora Alva, de 26 años, quien recibió de regalo dos vestidos para su hija y una camiseta para su hijo, reaccionó bien a la operación.
Pero la señora Morales, de 34 años, murió por las complicaciones derivadas de la cirugía, diez días después que se la practicaron, dejando a tres hijos en manos de un solitario padre. Magna Morales no quedó lo suficientemente bien como para recoger los regalos prometido, y a su familia le han dicho que no podrá demandar al gobierno porque ella aceptó la ligadura”.
Cada vez que la prensa nacional o extranjera recogía los testimonios de mujeres afectadas por la esterilización, y se aportaban evidencias de que se trataba de un estrategia compulsiva y bajo engaños, Fujimori salía a desmentir a los medios de comunicación independientes. Negaba lo evidente.
Cuatro oficios del 21 de marzo, el 14 de mayo, el 10 de julio y el seis de agosto de 1997, remitidos por el entonces ministro de Salud, Marino Costa Bauer, al presidente Alberto Fujimori, prueban que el ex mandatario seguía personalmente los resultados de la esterilización masiva de mujeres y que reclamaba que se cumpliera con el objetivo establecido.
El 21 de marzo, Marino Costa se disculpó con Fujimori por no haber alcanzado la meta acordada, “pero esperamos a partir del mes de abril un proceso de recuperación con mira a los objetivos que han sido establecidos para el año 1997”, escribió el ex ministro que ahora forma parte del equipo técnico de la candidata Keiko Fujimori.
El 14 de mayo, Costa informó a Fujimori: “Como puede apreciar, para el mes de abril se observa ya un incremento a 8.693 intervenciones (...), esperamos en el curso de los próximos dos meses situarnos en un promedio mensual de aproximadamente 12.500 intervenciones hasta el fin de año”.
Para Fujimori la esterilización se convirtió en un tema obsesivo, por lo que autorizó la participación de los institutos militares y policiales para apoyar a los trabajadores de salud con la finalidad de alcanzar la meta. Virtualmente la esterilización se militarizó. El 10 de julio, informó Marino Costa a Fujimori: “Empieza a mostrarse a partir de junio un incremento en la producción de las Fuerzas Armadas y Policiales (...) como consecuencia de la permanente coordinación con estas instituciones”.
Luego, el seis de agosto de 1997, Costa dio cuenta de los resultados del mes de julio: “Como podrá usted apreciar, por los primeros siete meses del año se ha alcanzado un acumulado total de 64.831 AQV (Anticoncepción Quirúrgica Voluntaria), lo cual nos sitúa en el 43% de la meta fijada en 150.000 para el año 1997”.
Para alcanzar las metas fijadas por Fujimori, los trabajadores de salud embaucaban a las mujeres pobres ofreciéndoles prebendas a cambio de esterilizarse, como describe el periodista del The New York Yimes, y en otros casos lo hacían con engaños o forzadamente, con el respaldo de fuerzas militares y policiales. Si nos atenemos a las cifras del propio ex ministro Marino Costa, en el año 1997 se proyectó aplicar 12 mil 500 ligaduras de trompas mensuales, o sea 410 operaciones al día o, más precisamente, 17 intervenciones cada hora.
Esto explica por qué la esterilización masiva de mujeres fue una política compulsiva.
Precisamente, en 1997, año en el que Marino Costa escribió sus entusiastas informes a Fujimori sobre el avance de la esterilización, la Defensoría del Pueblo lanzó un primer reporte dando cuenta de las víctimas mortales derivadas de la aplicación “más compulsiva que programática” del AQV.
En el 2002, la Defensoría del Pueblo publicó un nuevo informe, esta vez con un balance devastador sobre el programa fujimorista de planificación familiar (1996-2000), a partir de 157 casos documentados. La mayor parte de víctimas no fueron informadas del AQV y de sus consecuencias, o eran analfabetas y quechuahablantes y no entendían lo que se les decía. Es un crimen que merece castigo.
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